La Cité Radieuse, también conocida con el apodo cariñoso (o burlón) de «Casa del Fada», se erige orgullosamente en el 280 boulevard Michelet en el 8.º distrito de Marseille. Diseñada por el arquitecto visionario Charles-Edouard Jeanneret, conocido como Le Corbusier, esta obra es mucho más que un edificio: es una auténtica ciudad-jardín vertical, un monumento histórico que ha marcado la arquitectura moderna.
Una arquitectura revolucionaria pensada en la posguerra
Construida entre 1947 y 1952, la Cité Radieuse nació de un proyecto experimental elaborado en 1935, encargado por el Ministerio de Vivienda con el fin de responder a la crisis de viviendas de posguerra. Con sus dimensiones impresionantes (137 metros de largo, 54 metros de alto y 24 metros de ancho), este edificio sobre pilotis fue diseñado para ofrecer a los habitantes un entorno de vida a la vez funcional y innovador.
Le Corbusier lo apoda «el Transatlántico urbano» debido a su estructura imponente y su diseño único. Para él, cada elemento está pensado como un componente de un barco anclado en la ciudad. Este enfoque visionario dio origen a un estilo arquitectónico emblemático: el brutalismo.
Un pueblo vertical con múltiples facetas
Con sus 337 apartamentos de 23 modelos diferentes, la Cité Radieuse ofrece un estilo de vida que no tiene nada que envidiar a las pequeñas ciudades. Las calles interiores están dotadas de comercios variados, un hotel de 21 habitaciones, oficinas, una escuela infantil, e incluso una guardería. Estos espacios están diseñados para responder a las necesidades diarias de los residentes, convirtiendo este edificio en un lugar autónomo y dinámico.
La terraza de la azotea es particularmente impresionante. Alberga una piscina para niños, un gimnasio polivalente, y acoge regularmente exposiciones de arte contemporáneo en el MAMO, un centro artístico dirigido por el diseñador Ora-ïto. Esta azotea, rodeada de un muro cortavientos, también ofrece una vista panorámica de Marsella y el mar, brindando a los visitantes un espacio de contemplación único.
Un patrimonio arquitectónico de envergadura mundial
Clasificada como monumento histórico en 1995 y etiquetada «Patrimonio del siglo XX», la Cité Radieuse atrae visitantes de todo el mundo, incluyendo a intelectuales, artistas y aficionados a la arquitectura. En 2016, se unió a la lista del Patrimonio mundial de la UNESCO, consolidando su estatus de obra maestra. Ha inspirado proyectos similares en Francia (como la Maison Radieuse en Rezé) y en otros países como Alemania.
Pero el edificio también se enfrenta a los desafíos del mantenimiento del hormigón armado. Para asegurar su longevidad, se aplican resinas epóxicas, formando una barrera protectora que resiste el paso del tiempo.
Una visita ineludible en Marsella
Si tienes curiosidad por descubrir este edificio único, debes saber que algunas partes de la Cité Radieuse son accesibles a los visitantes: el hall de entrada, la tercera calle comercial y la famosa terraza de la azotea. Al llegar, el portero estará allí para orientarte y ofrecerte una inmersión en la historia de esta construcción emblemática.
La Cité Radieuse es un símbolo de la arquitectura moderna y una parada ineludible para todos los amantes del diseño y el urbanismo. Su historia, sus espacios de vida integrados y sus innovaciones hacen de ella un lugar fascinante donde la audacia arquitectónica de Le Corbusier cobra todo su sentido.