La Candelaria es mucho más que una simple fiesta gourmet para los marselleses. Celebrada cada año el 2 de febrero, esta ocasión combina tradiciones antiguas y costumbres religiosas. La ciudad se transforma en un lugar de devoción y alegría, atrayendo multitudes de peregrinos y gourmets. Desde procesiones iluminadas hasta las deliciosas navettes, esta fiesta emblemática encarna la cultura y la historia de Marsella.
Los orígenes de la Candelaria
La Candelaria encuentra sus raíces en una antigua fiesta pagana que se celebraba durante la época romana, donde la gente desfilaba con velas. Esta palabra se tomó directamente para designar la fiesta. Posteriormente, fue adoptada por el Cristianismo y celebrada 40 días después del nacimiento de Jesús, marcando así su presentación en el templo. Hoy en día, esta tradición se celebra con fervor en toda Francia, pero en Marsella, toma una forma muy particular.
Las festividades marsellesas
En Marsella, la Candelaria se celebra con un fervor particular desde el año mil. Las festividades se llevan a cabo en el barrio de la Abadía de San Víctor. Cada año, una procesión parte del Puerto Viejo, desde el amanecer, para ascender hasta la abadía, llevando consigo a miles de peregrinos portando velas encendidas. La Virgen negra, conservada en las Criptas de la abadía, es presentada a la multitud, y el arzobispo procede a la bendición de las velas y de la ciudad.
Las navettes, símbolos de la Candelaria
En Marsella, la Candelaria es inseparable de las navettes, estas galletas secas perfumadas con flor de azahar. Tienen la forma de pequeñas barcas, representando la leyenda de las Santas Marías que llegaron a las costas provenzales. Cada año, miles de marselleses compran estas deliciosas golosinas, a menudo bendecidas durante la procesión. Dos instituciones locales, El Horno de las Navettes y Navettes de los Accoules, compiten por la fama de las mejores versiones de estas pequeñas galletas, cada una en una orilla del Puerto Viejo.
La Candelaria hoy en día
Con el paso del tiempo, la Candelaria en Marsella se ha convertido en una celebración viva, combinando el respeto por las tradiciones con los placeres gourmands. Los marselleses continúan reuniéndose para honrar su patrimonio con fervor. Las procesiones atraen cada año a más y más gente, testimoniando la importancia de esta fiesta en la cultura local. Es la ocasión de degustar navettes mientras se comparten momentos convivial en familia o entre amigos alrededor de platos tradicionales.